En el pleno de Orpesa del pasado noviembre denuncie pagos de productividades correspondientes al mes de septiembre a los funcionarios municipales de forma ilegal por parte del alcalde/Batlle Rafael Albert. Cumpliendo su obligación de controlar la gestión del gobierno municipal, Compromís detectó pagos por importe de 1.600 (2), 1.680, 2.266 y 2.868 euros. Unas irregularidades que se repitieron en octubre, con pagos que van desde uno de 4.000 euros a dos de 1.550 pasando por otros dos de 1.600 y uno de 2.810 euros.  Tendencia que continuó en noviembre al darse cuatro nuevos pagos irregulares por valor de 1.550 otros tantos por 1.650 y uno de 3.100, manteniéndose el de 4.400 euros.

En mi condición de cargo público, que me obliga a fiscalizar la gestión de los recursos públicos, critiqué del pago arbitrario de estas altas productividades, de ninguna más. Ni entonces ni ahora critique los pagos de productividades por importe de entre 100 y 200 euros, que percibe el 90 por ciento de la plantilla de funcionarios del Ayuntamiento de Orpesa. Cualquier persona normal entiende qué criticamos y el porqué.

Mi denuncia, y la correspondiente critica por el reparto ilegal de la productividad a los funcionarios, la lleve al pleno del consistorio presidido por el alcalde y concejal de Hacienda, Rafael Albert. Allí le pedí explicaciones sobre los criterios utilizados para repartir esas productividades. Y lo hice con ejemplos como el referente a los pagos de esas productividades en septiembre de 2018 con cantidades que oscilaron desde los 14, 21, 87, 97, 112  euros pasando por los 152, 282, 484, 600, 631, 764 hasta los 1.268, 1680 o 2.266 euros. Como se desprende de los datos que le expuse en el pleno es una pregunta lógica.

Ante mi argumento, y la consiguiente pregunta, el Batlle dejó pasar sus dos turnos sin hablar, sin contestar. Ante ese silencio propio de que quien calla otorga, insisto en que nuestro Batlle no se ha dado cuenta de que Orpesa no es su chiringuito particular y que el dinero que se recauda, vía impuestos de los vecinos/nas, no es para que él lo use caprichosamente.

Tras el silencio que mantuvo en el pleno, el alcalde actuó con hechos. Así, en  la nómina de enero de 2019 ningún funcionario ha recibido cantidad alguna en concepto de productividad. Una vez más el Batlle Albert toma una decisión que es potestativa de su cargo. Hasta entonces, las productividades abonadas y asumidas por el alcalde, se libraban con un informe en contra del técnico de personal y de la interventora. Hechos que se repiten desde hacia varias legislaturas, sin que hasta ahora le preocupase mucho al Batlle.

Ahora, desde hace unos días, ha empezado a hablar con los funcionario/as para expandir entre ellos su versión de lo ocurrido y su culpable; su particular fake news o paparruchas, en versión castellana, contra mi persona. El Batlle Albert me hace responsable a mí, con mi denuncia pública, de que a los funcionarios no se les paguen las productividades, omitiendo en su fake que mi denuncia fue dirigida contra las productividades más altas, un 10 por ciento, obviando el 90 por ciento restante, las más comunes entre unos funcionarios a los que no les llegan las super productividades del Batlle Albert.

No son pocos los funcionarios que me llaman para denunciar esta actitud impropia de un cargo municipal, como el alcalde. El Batlle Albert, dentro de su mediocridad, no se da cuenta de que con su actitud solo hace el ridículo, porque todos los funcionarios tienen clara mi denuncia y nadie entiende las elevadas productividades que estaba pagando a una minoría de la plantilla, apenas el 10 por ciento. Tampoco parece darse cuenta que no es culpa del técnico de personal o de la interventora, que hacen informes en contra de esos pagos o de la ausencia de criterios para abonarlos. Es culpa de un concejal que hace público su chiringuito particular a la hora de repartir las productividades.

Las fake news se lanzan con la intención deliberada de engañar, inducir a error, manipular decisiones personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o persona u obtener ganancias económicas o rédito político. Pero es tan incompresible el criterio aplicado por el Batlle Albert para repartir esas productividades, esas que decide a dedo y con informes en contra de los técnicos,  que su particular fake news se le vuelve en contra porque ningún funcionario/a le da credibilidad.

Por ello le pido públicamente al Batlle Albert que explique por qué no responde en el Pleno a mis críticas sobre el pago de esas productividades ilegales y opta por ir luego, de forma cobarde y con muy malas artes,  a malmeter a los funcionarios/as municipales.

Por mi parte seguiré trabajando con normalidad y rigurosidad en la defensa de los intereses de los vecinos de Orpesa, a lo que me obliga mi condición de concejal. Y mientras, como dejó escrito Cervantes en el ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha repito aquello de que “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”. La realidad se impone a la fake news del Batlle Albert por insostenible y mediocre.

Nuestro Batlle Albert se ha convertido en el Horacio del Hamlet, de William Shakespeare, y tiene que escuchar aquello de que «algo huele a podrido en el estado de Dinamarca», aquí cabe reemplazar el país por Orpesa,  Y le tienen que repetir -“estado de Dinamarca” (Orpesa)-, en combinación con el olor, fruto de la podredumbre, que es una potente metáfora:  de la misma forma que el pescado comienza a pudrirse por la cabeza, el estado empieza a hacerlo por sus dirigentes.